Medios, ¿pero qué os está pasando?
La prisa por informar, por dar la primicia o por mostrar la imagen más impactante están llevando a los medios a ofrecer información sin contrastar, poco elaborada o que, simplemente, persigue el impacto en visitas y publicidad.
Aun teniendo muy claro es tremendamente difícil informar en momentos de tensión e incertidumbre, la labor de algunos medios con los atentados de Barcelona nos ha dejado esto muy claro, encendiendo pilotos rojos en multitud de lugares, especialmente en las redes sociales, donde muchas personas se dedicaron a publicar miles de posts al respecto.
No hablo sólo de dar bola a informaciones que luego resultaron ser falsas (la toma de rehenes en un bar de Barcelona o que se había abatido al conductor de la furgoneta en el tiroteo de Cambrils) sino de la publicación de imágenes y vídeos (la mayoría captados por viandantes) mostrando a las víctimas de forma explícita y con bastante poco tacto.
Desde luego, es indiscutible el derecho a la información, pero este no debería justificar que esta se emita o publique sin cierto tratamiento previo. Han sido muchos los argumentos que se han vertido después tratando de validar esta forma de actuar pero, al menos personalmente, no me parecen muy válidos.
Gracias al alcance y a la no caducidad de Internet, esas imágenes van a permanecer en la red de forma indefinida, con lo que eso conlleva para los hijos, padres, hermanos… de las personas que murieron o resultaron heridas en Las Ramblas. Eso por no mencionar que al dar visibilidad a estos contenidos podemos estar interfiriendo en una investigación policial o difundiendo bulos.
Y, por supuesto, esto mismo es aplicable a las imágenes de los terroristas abatidos.
También la Casa Real
Pocos días después del desgraciado incidente, Twitter volvió a calentarse ante la publicación de unas fotos de los Reyes visitando en el hospital a varios menores de edad víctimas del atentado. Dejando aparte a trolls, cuñados y criticones profesionales, muchos usuarios señalaban que la acción parecía más una estrategia marketiniana de Zarzuela que otra cosa. Fuera como fuese, lo cierto es que las imágenes a mí también me llamaron la atención.
De hecho, el propio Govern de Cataluña envió una carta a la Casa Real manifestando, entre otras cosas, que «la difusión de imágenes de niños que han vivido experiencias traumáticas está expresamente prohibida por la legislación de protección a la infancia y la adolescencia». La misiva fue respondida por Zarzuela diciendo que contaban con la autorización expresa de sus padres y de los responsables de comunicación de los hospitales del Mar y Sant Pau.
Muy probablemente fuera así pero, ¿deberían haberse usado estas fotografías, mostrando a los niños sin pixelar y de una manera tan directa?
Ser el primero no lo justifica todo
El lamentable suceso de Barcelona no ha sido el único que ha generado noticias inciertas, inconexas, cargadas de sensacionalismo o, directamente, amarillas. ¿Y por qué sucede esto? Es difícil comprenderlo al cien por cien, pero una de las causas principales es la de ser el primero en informar, el primero en ofrecer la primicia, el vídeo más impactante o, siendo claros, el primero en generar tráfico que repercuta en visitas y finalmente en ingresos por publicidad.
Repito que soy consciente de la complejidad de cubrir este tipo de informaciones en directo, pero me preocupa ver que la velocidad de Internet y de la sociedad actual se está imponiendo cada vez con más frecuencia a la ética periodística y a la necesidad de contrastar y ser veraces antes de publicar una noticia. El clickbait es un mal consejero, amigos.
Esto precisamente acabamos de vivirlo directamente en PR Garage con iRobot, uno de nuestros clientes. Colin Angle, CEO y fundador de la compañía, concedió una entrevista a Reuters en la que comentó que en un futuro, y con consentimiento de los clientes, los mapas elaborados por los robots aspirador Roomba podrían compartirse con terceros. El periodista entendió mal las palabras de Angle y en lugar de transcribir «share» (compartir) escribió «sell» (vender).
Esto dio origen a cientos de noticias a nivel internacional afirmando que iRobot pensaba vender los datos privados de sus usuarios a empresas como Amazon, algo que es completamente falso. España fue el país donde más noticias se publicaron ¡de todo el mundo! Por supuesto, todas ellas recogiendo la información errónea de Reuters sin contrastarla previamente. ¿Creéis que alguien llamó a la agencia o a la responsable de comunicación de iRobot en España para preguntar sobre las declaraciones? Pues no…
Poco tiempo después enviamos un statement del propio Colin Angle aclarando el malentendido. ¿Cuántos medios rectificaron? Muy pocos y tras mucha insistencia por nuestra parte para que lo hicieran.
Si esta inmediatez insana y peligrosa va a terminar imponiéndose, tal vez haya que replantearse muy a fondo cómo hacer comunicación.