Nuestros políticos y su (in)comunicación
Dentro de poco más de una semana volveremos a tener elecciones generales y las encuestas muestran, de nuevo, un resultado abierto, lejos de mayorías absolutas o combinaciones claras para la formación de gobierno. Algo en lo que puede influir la mala estrategia de comunicación de nuestros políticos.
La incapacidad mostrada a la hora de llegar a acuerdos y el «atracón» de comicios, junto a otros factores, han hecho que la opinión pública se muestre cansada de la política y sus representantes, desenganchada y poco atenta a debates, mítines y discursos varios. Hace un par de semanas, el suplemento dominical de El Mundo, Papel, publicada un reportaje titulado «Así votarán el 26-J los cerebros cansados«, en el que, entre otras cosas, se decía que, «cuando hay que tomar decisiones complicadas en poco tiempo, el cerebro es lo primero que se agota. «La reacción y atención del cerebro humano disminuye progresivamente cuando un determinado acontecimiento se repite», afirma Pedro Bermejo, neurólogo, experto en neuromárketing y autor del libro Quiero tu voto. ¿Cómo nos manipulan los políticos?. «Es posible que la respuesta cerebral disminuida se corresponda con una participación más baja de lo que sería esperable»».
Este desgaste se une a la, muy mejorable, comunicación de los cuatro candidatos a presidente, tanto en entrevistas o discursos públicos, como en redes sociales, donde constantemente encontramos meteduras de pata o tweets polémicos.
De hecho, si nos centramos en analizar sus perfiles en Twitter, el que mejor rendimiento está consiguiendo es Pablo Iglesias, que con 12.200 tweets cuenta con 1,78 millones de seguidores. Le sigue Mariano Rajoy, con 16.800 tweets y 1,22 millones de followers. El tercero es Albert Rivera, con 41.300 publicaciones y 614.000 seguidores. El último, y a bastante distancia, se encuentra Pedro Sánchez, con casi 19.000 tweets y sólo 349.000 followers.
Y más allá de publicaciones enlatadas, publicadas directamente por el partido, con poca creatividad y mensajes que van desde la intrascendencia más absoluta a la pura propaganda electoral, el candidato que más interés y comentarios genera cuando aparece en los medios es Pablo Iglesias.
Según un estudio de Séntisis, empresa especializada en analizar el diálogo generado en redes sociales, el líder de Podemos genera el 31% de todos los comentarios que hablan de las intervenciones de políticos en cualquier medio de comunicación. Además, los internautas le dan una valoración de 6,5 puntos sobre 10, la mejor de los cuatro candidatos. Por su parte, Rajoy es del que más se habla cuando no se han producido apariciones en medios.
Despertando «emojiciones»
En un reciente artículo de Expansión, se mencionaba que «las publicaciones de Albert Rivera o las de Pablo Iglesias generan un 40% de reacciones positivas, aunque no llegan al aprobado, mientras que las actualizaciones de Pedro Sánchez causan un 30% de mensajes positivos, y las de Mariano Rajoy, tan sólo un 15%».
Como curiosidad, en su conversación en Twitter durante el debate los usuarios asociaron más emojis en sus referencias a Pedro Sánchez que a otros candidatos. Los emojis más utilizados para referirse al candidato socialista son la risa y el llanto, según la herramienta #Politimoji, que Twitter ha puesto en marcha desde el inicio de la campaña.
Se trata de un medidor en tiempo real del uso de emojis en la conversación política, y permite seguir en directo los emojis que utilizan los ciudadanos para interactuar con los políticos y partidos, los temas que más preocupan de cara a la campaña, y también eventos concretos como el #Debate13J, que podemos ver reflejado en este gráfico:
¿Buenos comunicadores?
La llegada de los nuevos partidos ha obligado a PP y PSOE a adaptar su discurso, haciéndolo más flexible, con la intención de no alejarse demasiado del voto joven y de captar, en la medida de lo posible, a los indecisos. Este cambio ya fue muy notable en la campaña del 20D y se ha acentuado aún más, si cabe, en esta «segunda vuelta».
Javier López de Pablo, socio director de PR Garage y experto en comunicación política y formación de portavoces, analiza así a los candidatos desde el punto de vista de lo que transmiten.
- Mariano Rajoy comunica seguridad desde los resultados de las encuestas pre electorales, sabiendo que el voto de la derecha se reune para respaldarle. La campaña está orquestada en torno al concepto de ir «A favor» de España en todos los aspectos y, por tanto, el presidente en funciones no quiere entrar en polémicas ni tocar temas espinosos para su partido como la corrupción, el aborto o la violencia de género, que no tienen casi presencia en sus intervenciones. Como comunicador ha ganado en efectividad aunque sus despistes e improvisaciones siguen dando mucho juego en Internet a los creadores de memes.
- Pedro Sánchez, sigue siendo un comunicador eficaz, pero tras el fracaso de su intento de convertirse en presidente y el «sorpasso» electoral que pronostican las encuestas, y que relegaría a los socialistas a un tercer puesto en escaños, parece también haber perdido credibilidad y capacidad para aglutinar al centro izquierda y movilizar a los votantes. Ante las cámaras ha ganado serenidad y es capaz de explicar el programa del partido a la vez que señala lo que no gusta de las propuestas de sus rivales
- Pablo Iglesias es quien ha dado un giro a su forma de comunicar. Ha serenado su tono para hacerlo más conciliador y atractivo a una franja de votantes más amplia en el centro. Su estrategia de no chocar con el PSOE, al que espera superar en votos y con quién tendría que pactar para formar una mayoría alternativa, le ha hecho colocar su diana en PP y Ciudadanos. Sigue siendo un comunicador muy certero a la hora de exponer el programa del partido aunque siempre sin entrar en muchos detalles.
- Albert Rivera ha mejorado en su comunicación, es un buen orador pero ha mejorado su lenguaje corporal para denotar menos nerviosismo y enfatizar sus declaraciones. Ha aprendido a ser más incisivo y buscar los puntos débiles de sus rivales. Sigue ofreciendo un discurso ordenado y programático, pero el papel de partido «bisagra» le puede restar votos en las nuevas elecciones.
Podríamos decir, pues, que la entrada de nuevos actores ha traído algo de aire fresco al panorama político, pero seguimos a años luz, desde el punto de vista de la comunicación, del nivel que hay en países como EE.UU. o Reino Unido, por ejemplo, a pesar de que las redes sociales han contribuido también a cambiar las estrategias, intentado involucrar algo más a los ciudadanos.
Aún así, no podemos ser demasiado positivos en la valoración. Los discursos siguen siendo grises, absolutamente centrados en el «y tú más» o en destacar solamente lo bueno realizado en la última legislatura (en el caso de Rajoy, a quien es difícil sacarle del consabido «vamos a crear 2 millones de puestos de trabajo»).
¿Cómo se puede mejorar? El primer punto pasaría por «desencorsetar» un poco los discursos, quitándoles el halo electoralista permanente. El segundo sería la honestidad: la hemeroteca está ahí para quien quiera consultarla, y hay ciertas meteduras de pata que no deberían cometerse. El tercero estaría en controlar y perfeccionar el lenguaje corporal (los tics de Rajoy, los gestos nerviosos de Rivera, la pose encorvada de Iglesias o el «postureo» de Sánchez).
En definitiva, añadirle naturalidad, señores políticos. Hablan ustedes a personas, no sólo a votantes, y eso no parece que lo tengan muy claro sus señorías. Dejar un poco de lado las ganas de ocupar la bancada azul del Congreso; no mentir; ser realistas con el momento social de España; o mostrarse un poco más cercanos, tal vez contribuyera, como dice Serrat, a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz.