Algunas de las mayores empresas y bandas del mundo nacieron en un garaje: Los Beatles, Los Ramones, Hewlett Packard, Disney, Lotus, Amazon, Apple… Aunque en algunos casos no está claro cuánto hay de verdad y cuánto de marketing (Steve Wozniak dijo recientemente que esta afirmación es un mito en el caso de Apple), poco importa; lo importante es que es la metáfora perfecta de un comienzo. Todos los grandes proyectos tienen un punto de partida y normalmente suele ser humilde.

Hoy arranca mi nueva etapa profesional, con ese mismo espíritu. Empiezo de cero, con humildad: me alejo del Periodismo para adentrarme en el mundo de la Comunicación. Tal y como anuncié en mi Tumblr, hace tan solo unos días dejé de trabajar en Europa Press; ahora cuento con orgullo que me incorporo como socio-director a la recién nacida agencia PR Garage.

El nombre de la agencia no es ninguna casualidad, no ha sido elegido a la ligera: refleja su espíritu. Mis recién estrenados socios, Mario Jiménez y Javier López de Pablo, y yo no podemos evitar vernos reflejados en el garaje de los padres de John Lenon, en el de los padres de Jobs, en la antigua casa de David Packard o en Susan Wojcicki, la amiga que alquiló su garaje a Sergei Brinn y Larry Page para que comenzasen a trabajar en Google. El piso donde tiene sus oficinas PR Garage es nuestro garaje.

No ha sido fácil tomar la decisión de dejar a un lado el Periodismo y marcharme de una empresa que ha sido mi casa durante 12 años. Desde que entré en la facultad, mi obsesión fue trabajar en medios especializados en tecnología y videojuegos y mi gran objetivo en Europa Press, cuando entré de becario, fue que este tipo de información tuviese un papel relevante. Años después, Portaltic, un proyecto por el que he derramado sangre, sudor y lágrimas (literalmente, porque soy muy sentido, en las ferias es habitual ir corriendo de un lado a otro y también tengo tendencia a los tropezones), es uno de los portales más importantes de la agencia.

Sin embargo, yo no soy la misma persona de hace una década. Durante mi etapa como periodista, pude conocer a muchos compañeros y sus medios, empresas tecnológicas y agencias, adentrarme en el sector, probar sus productos, conocer cómo funcionan, cómo se comunica y qué se podría mejorar… Tengo que reconocer que desde hace bastante tiempo, me preguntaba cómo encajaría yo en ese mundo, en “el otro lado”.

Mientras trabajaba como periodista, poco a poco fui involucrándome en proyectos más cercanos al papel de un PR que de un periodista: he organizado eventos en solitario (como TICBeer, un encuentro de coworking para agencias; o  Top 10, unos premios de videojuegos votados por más de 50 periodistas especializados) o junto con otros compañeros (comoTecnavidad); también he tomado un papel relevante en las gestiones comerciales de Portaltic.

Era algo que me tentaba, aunque no lo perseguía. Pongamos que estuviésemos hablando de una situación sentimental: es como cuando un amigo te dice “no, yo ahora estoy bien; no estoy buscando nada”, pero a los dos días conoce a alguien y seis meses después, se casa. Así ha sido mi encuentro con PR Garage: amor a primera vista.

Mario y Javier -a quienes conocía desde hacía tiempo, debido a su experiencia con cuentas como Google o Visa- me ofrecieron unirme a PR Garage hace solo unos días. A lo largo de mi trayectoria he tenido otras ofertas de trabajo, pero ninguna como esta. Más allá de la gran opinión que tengo de ellos como profesionales, la agencia ya cuenta con 9 clientes, entre los que se encuentran compañías como Moovit, iRobot o la WWE. También está formada por un equipo joven, pero con muchos años de experiencia, y un firme objetivo: elevar los estándares de calidad y cercanía de la comunicación.

Por supuesto, eso solo se puede conseguir de una forma: con un equipo siempre experimentado e implicándonos tanto en los proyectos, conocer tan bien a nuestros clientes, que identifiquemos sus historias, lo que merece la pena contar. PR Garage es mi nuevo bebé, como lo fue Portaltic. Y también lo serán todos y cada uno de los proyectos en los que voy a trabajar dentro de la agencia, en los que volcaré todos mis conocimientos, intuición, cariño y energía. ¿Qué no haría un padre por sus hijos?

Hoy os saludo desde mi nuevo hogar. El proceso de cambio ha sido tan vertiginoso que apenas he tenido tiempo de digerirlo. Pero me debía a mí mismo -y a mi forma de ver el mundo- subir a este tren: era mi oportunidad de emprender; de crear algo. El paso que he dado es un paso que da miedo, como abandonar tu cabaña cómoda y calentita para trepar a lo alto de la montaña y asomarte al precipicio.

Por supuesto, da vértigo. ¿Pero sabéis qué más se ve desde lo alto de una montaña? El mundo entero bajo tus pies.