A todos nos gusta que nos den la razón. Refuerza nuestras opiniones, hace que sintamos que tenemos el control, que no estamos equivocados… En el sector de las Relaciones Públicas gusta mucho que se dé la razón, especialmente cuando no se tiene. El cliente, en muchos casos, busca alguien que juegue con sus mismas reglas, que simplemente ejecute lo que se le pide.

Personalmente creo que una agencia, de comunicación o creativa, debe jugar a la contra más a menudo, algo que se resume en una palabra: asesorar. Si nos limitamos al terreno del PR, las agencias deben ser consultores, tienen que mojarse, decirle al cliente lo que más le conviene, aunque vaya en contra de lo que este espera. Deben, en definitiva, saber decir “no”.

Un no a tiempo puede ahorrarnos crisis, malentendidos, tiempo y, sobre todo, quebraderos de cabeza. Precisamente los encontronazos permiten muchas veces encontrar un nuevo rumbo, quizá más correcto que el inicial.

En PRGarage tuvimos clara desde el principio la importancia de decir no. Tanto que es una de nuestras señas de identidad, y no precisamente porque seamos negativos o nos guste llevar la contraria. Lo hacemos cuando tiene sentido y con la intención de conseguir los mejores resultados, ya sea cobertura en medios de comunicación, asistencia a un evento o conversión de una campaña de marketing.

Para poder hacer esto es importante tener un equipo que entienda el trabajo de la misma manera, dispuesto a asesorar, a tener una amplitud de miras que vaya más allá de la inmediatez y del día a día. Nuestra agencia es joven, ya que apenas han pasado cuatro años de nuestro nacimiento, sin embargo, hemos crecido rápidamente y ya trabajamos para algunas de las empresas más grandes a nivel nacional e internacional. Esto ha ocurrido en gran parte gracias a que en unos tiempos en los que se ha abusado de poner a profesionales junior al frente de cuentas o de la devaluación de los sueldos, en PRGarage hemos formado un equipo compuesto por perfiles senior capaces de pensar estratégicamente, de saber qué es lo mejor para su cliente y también lo que más conviene al periodista (algo no menos importante). Aunque eso suponga tener que decir no de vez en cuando.

La parte constructiva y creativa de una agencia es, con mucho, la más gratificante y la que casi se da por hecho. Ser el “Pepito Grillo” que lleva la contraria no es del gusto de nadie, pero es un papel, sin duda, necesario.