Pocas veces, por no decir nunca, al menos en los tiempos recientes, hemos tenido que afrontar una crisis tan profunda y excepcional como la del coronavirus. De entrada, ha transformado nuestras vidas y nuestra forma de trabajar, y es probable que muchas cosas nunca vuelvan a ser iguales. Por eso, es importante mantener una cierta distancia (nunca mejor dicho) y aplicar el sentido común al hacer comunicación en momentos como este. ¿Comunicar? Por supuesto, pero con cautela.

La comunicación corporativa siempre es necesaria, también, y probablemente más que nunca, en tiempos de incertidumbre. Es de esperar una cierta recuperación en el medio plazo, quizás después del verano, cuando se reactive el consumo y podamos, gradualmente, volver a la normalidad, tanto en la vida diaria, como en la laboral, a la forma en que disfrutamos del ocio, nos relacionamos con otros, etc. Por eso mismo, dejar de apostar por la comunicación ahora es, pienso, un error. Un error quizás basado en la crisis financiera de 2008, que lastró el consumo y el empleo durante años, algo que, esperemos, no debería suceder ahora.

Dicho esto, no vale cualquier tipo de comunicación. Hemos visto durante estos días muchas marcas que tratan de sacar partido de la crisis de una forma partidista y comercial un tanto descarada. Desde luego, no es algo prohibido, ni mucho menos, la cuestión es si resulta apropiado hacerlo. La respuesta, como diría Bob Dylan, está en el aire…

Desde mi punto de vista, es momento de sumar, de aportar positividad y noticias que contribuyan a hacer la crisis del coronavirus más llevadera dentro de lo posible y, en esto, todos tenemos nuestro papel: las agencias de comunicación, asesorando adecuadamente a nuestros clientes, atreviéndonos a decir que no si algo nos parece poco adecuado o perjudicial para la marca; los medios de comunicación, por su parte, haciendo hueco también a otro tipo de noticias, a un tono algo menos sensacionalista dentro de la crisis. A todos nos apetece empezar a ver otras cosas más allá del COVID-19, así como noticias que dejen de buscar culpables, entre otras cosas porque esto no parece ser «culpa» de nadie. Por último, para las marcas: no es hora de sacar partido de donaciones «desinteresadas»; tampoco de pensar que todo vale con tal de encontrar un hueco en los medios a toda costa. Por eso, ¿se puede comunicar en una crisis como la del coronavirus? Sí, pero…

  • Sólo si vamos a comunicar de forma sincera y honesta, no con la idea de sacar «tajada»
  • Sólo si lo que estamos contando tiene interés informativo. Si no lo tiene, no es comunicación, es marketing. Es igual de válido, pero los canales son otros.
  • Sólo si contribuímos a la corriente de mensajes positivos. Bastante mal esta todo como para que nosotros entremos a empeorarlo.
  • Sólo si nuestros mensajes son empáticos, cercanos.
  • Sólo si tenemos claro que la marca tiene algo que aportar. Si lo que tenemos entre manos es un mensaje, nota de prensa, entrevista… que se ha forzado para encontrar hueco aprovechando la situación, mejor lo dejamos para otro momento o lo descartamos.
  • Sólo si, desde el punto de vista de la RSC, lo que estamos contando está realmente ligado al momento actual. No es el momento de blanquear la imagen.

Comunicar siempre es necesario, pero en períodos como este, aún más. Las marcas que deciden desconectarse desde el punto de vista del PR en momentos así corren el riesgo de ser marcas irrelevantes para el consumidor cuando todo vuelva a la normalidad. Y comunicar, por supuesto, no se limita a conseguir espacio en un periódico o en los informativos. Las redes sociales se han convertido en un canal fundamental durante el confinamiento, y aprovecharlas es casi obligatorio. Una buena estrategia, con un equipo profesional y creativo detrás, puede conseguir maravillas que, sin duda, se recordarán cuando todo pase. Nunca antes se ha producido el hecho de tener a todos los consumidores en sus casas, ¿por qué no ayudarles a entretenerse, a formarse, a distraer a los niños…? Todo eso es posible con la comunicación y con las infinitas posibilidades del Social Media.

Del mismo modo, me gustaría reivindicar el papel de los medios en esta crisis. Más allá del clickbait, de enfoques más o menos amarillistas, de líneas editoriales más o menos afortunadas o de la búsqueda salvaje de audiencias, la labor informativa es, hoy más que nunca, esencial. En mi caso, estoy viviendo este momento pegado a la radio y a los diarios digitales, y no concibo haber podido hacerlo de otra forma. Por eso mismo, dejar de apoyarles ahora, abandonando la inversión en publicidad, me parece otro gran error. No sólo porque aquí es igual de válido lo que decíamos de la inversión en PR y es riesgo de la irrelevancia, sino porque es momento de arrimar el hombro, aunque sea a un metro y medio de distancia.